Desde que los bebés son concebidos hasta que llegan a los dos años de edad su cuerpo está en constante y rápido desarrollo, es por ello que en este período una buena alimentación es fundamental. Durante esta etapa, los niños necesitan consumir biofactores -nutrientes-, que optimicen su desarrollo visual, cognitivo y físico.
La pediatra y nutróloga del Hospital Domingo Luciani, Livia Machado, aseguró que el cuerpo humano siempre está en formación, pero existen dos fases de crecimiento rápidas y fundamentales: de 0 a 2 años y la pubertad. Dijo que una adecuada nutrición no sólo da buenos resultados inmediatos, sino también a largo plazo, ya que los riesgos de desarrollar enfermedades disminuyen, ayudando a que los órganos funcionen mejor en la adultez.
La especialista enfatizó que la lactancia materna es primordial para que los recién nacidos tengan un futuro saludable. Asimismo no recomienda la alimentación con leche de vaca entera o también llamada completa, debido a que tiene altas concentraciones de grasa y sales, lo que disminuye la disponibilidad de calcio y hierro, ocasionando osteopenia y anemia, respectivamente. La nutrición adecuada evita que se produzcan problemas en el desarrollo cognoscitivo, aprendizaje y rendimiento escolar, y puede prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares.
La doctora Machado afirmó que luego de los dos años de edad, lo ideal es proporcionarles fórmulas lácteas infantiles enriquecidas, cuya composición nutricional favorece la correcta formación y funcionamiento de los diferentes sistemas del organismo. “Para aprovechar adecuadamente todos los beneficios que ofrecen las fórmulas, el infante debe tomar la que tenga los niveles de grasa adecuados para su edad y que permita la biodisponibilidad de otros factores importantes”, agregó.
Asimismo, comentó que las fórmulas lácteas infantiles ricas en luteína ofrecen beneficios para el sistema nervioso central y el desarrollo del tejido visual. Este biofactor tiene un efecto protector en la retina y actúa como antioxidante, evitando alteraciones que aceleren el proceso de envejecimiento del ojo.
Para llevar al colegio
La especialista en pediatría y nutrición comentó que lo ideal es que los niños en edad preescolar, además de las fórmulas lácteas, consuman raciones de comida que no superen el 50% de lo que comen sus padres –la mitad de un sándwich, arepa, fruta- y que ingieran alimentos naturales. Recomendó evitar las frituras o grasas agregadas, minimizar la ingesta de las salsas, cremas y alimentos para untar, así como el azúcar y la sal.
Antes de salir
La doctora Machado recomienda que los niños ingieran alguna fórmula láctea antes de salir de casa, de lo contrario el ayuno se prolonga por mucho tiempo, ya que los recesos en los colegios, suelen ser entre las 9:00 am y las 10:00 am. Además, los productos lácteos se digieren muy bien en las primeras horas del día, evitan las bajas de azúcar y ofrecen muchos beneficios por ser un alimento completo.
Para finalizar, la doctora Machado recomendó a los padres que en el desayuno alimenten a los pequeños con una arepa pequeña asada, con queso o cualquier producto cárnico, y evitar comidas fritas como las empanadas, porque, a pesar de tener la misma proporción de proteínas y carbohidratos, la segunda contiene muchas más grasas saturadas. “El problema no es la cantidad que se consume, sino la calidad. Las grasas buenas pueden convertirse en malas cuando se fríen”, concluyó.
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